Si estoy borracho, qué me importas.
EncontrĂ© una hora oculta secreta entre las agujas de un reloj que no se movĂa. En ese momento eras escoria, pero que importa si hay ginebra; estoy bebido y no hay puerta de emergencia en este antro. Las nubes me abrazan las mejillas mientras caigo al suelo desplomado, pero suena mĂşsica que me inunda. Por mi puede irse todo al carajo; si estoy borracho quĂ© me importas. Un borracho triste. Uno que palpita. Uno que rĂe y gira. Que se tambalea mirando fijamente a tus ojos. Y te graba en las pupilas su extraño coctel de amor y odio. Y te abraza. Y cae. Y sueña. « Menuda forma de volver tiene el Palacio. Gracias. »