Justo antes de apagarnos.

Quien no crea que los Palacios son bonitos
es porque no ha estado en este.

Quiero seguir caminando
y mis pies están quemados;
de andar siempre detrás de ti,
de los vapores que dejan tus pasos.

Se me meten en las fosas
y recuerdo lo que olvido,
lo que me obligo a olvidar.
Ni todo el campo es trigo,
ni tengo tanto que llorar.

Y sin embargo duele horrores;
duele un vacío en mis entrañas.


Si pudiera borrar
todo lo que me hace recordar
no sé cómo habría acabado.

Pasa invencible el calendario
y la constante no se aparta,
pero hay algo que no he probado;
suelta la cuerda y mira a un lado.

A ver si explota la tierra.
A ver si tiemblan los mares.
O quizá no pase nada
y sea todo como antes.

Dame tiempo, que lo piense,
y quedaré varado en un segundo
que repetiré miles de veces;
hasta que ya no quede nada.


Hasta que solo quedemos dos
y se desgaste esa mirada;
que ya no brilla como antes,
que parpadea como una vela
justo antes de apagarse.

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