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Mostrando entradas de junio, 2016

A ras de suelo.

¿Qué voy a decirte que ya no sepas? Si cuando suspiraste, todo el invierno se concentró entre tus labios. Que hasta los pájaros que se pararon a mirarte, murieron congelados. Que sé que es Noviembre, un mes frío, pero no puede acabarse todo aquí. Que sé que tus fantasmas juguetean entre tus sábanas sin dejarte dormir. Que los recuerdos se te enredan en las pupilas, que un día brillaron como el jaspe, y te atormentan. Pero cariño, No puedes abandonarlo todo al azar. Que nada ha sido nunca fácil para ti, que lo entiendo. Pero no puedes permitir que una tristeza tan grande como la de tus ojos, aflija a todas las estrellas; incluido el sol. Tú, que brillaste como el fuego segundos antes de que lo apagaran. Has volado demasiado alto, como para estar a ras de suelo.

Las 10 palabras.

La epifanía que provoca dentro de mí, cuando le veo impasible girando la esquina. Su voz a cualquier hora un sonido melifluo irrefutablemente digno de M . Su sonrisa como balada, compuesta en clave de Fa junto a un espejo; sentimiento inefable. A cada época , a cada movimiento sonámbulo, a cada cuál más y más bello. Y buscándole alguna debilidad, me encuentro la serendipia de sus sueños por cumplir. Y la limerencia, a la que me somete, la comparo con lo etéreo de su mirada. Y aparece el arrebol de sus poderosas pupilas, que siempre desemboca en mágica  iridiscencia. Y de nuevo M, junto a mil y una  formas de describirle.

Su sonrisa y otras adicciones.

Una vez me dijeron que el cielo lloraba cuando me veía triste ; desde entonces no veo la lluvia igual. Ahora me gusta acunar cada gota, dejar que me cale hasta el corazón, ser como un iceberg a las puertas del infierno, esperanzada con que alguien escriba sobre mí cuando muera . Realmente esa sonrisa era mágica, de otro universo; y benditos sus dientes que habían cumplido más deseos que los de león. Entonces era casi verano y tú una persona estupenda, yo podía haber sido lo que quisiera y decidí ser yo misma. Me habría encantado congelar el tiempo, pararlo y deformarlo a gusto propio, pero es algo libre como tu mirada en medio de un sonrisa. Como el alpinista de esa boca reservada, que se arriesga a escalar sin cuerdas de sujeción con esa creencia ciega de que no caerá; y de que no le dejarás caer.

Poetas, putas y muertos de amor.

Dicen que cuando una puerta se cierra otra se abre de inmediato, pero aquí no corre ni el aire y es como si me estuviera asfixiando. Desde que te fuiste la vida dejó de redimirse, los puentes se hicieron más altos y las cuchillas más afiladas. Afloraron las cicatrices que creía sanadas y sangraron como nunca antes lo habían hecho; si alguien me hubiese dicho esto años atrás los habría mandado bien lejos de aquí. Con el tiempo descubres que la fe ciega nunca será buena consejera, Y que las noches, pertenecen; a los poetas , a las putas y a los que mueren de amor.