Las 10 palabras.

La epifanía que provoca
dentro de mí,
cuando le veo impasible
girando la esquina.


Su voz a cualquier hora
un sonido melifluo
irrefutablemente
digno de M.


Su sonrisa como balada,
compuesta en clave de Fa
junto a un espejo;
sentimiento inefable.


A cada época,
a cada movimiento sonámbulo,
a cada cuál
más y más bello.


Y buscándole
alguna debilidad,
me encuentro la serendipia
de sus sueños por cumplir.


Y la limerencia,
a la que me somete,
la comparo con lo etéreo
de su mirada.


Y aparece el arrebol
de sus poderosas pupilas,
que siempre desemboca
en mágica iridiscencia.



Y de nuevo M,
junto a mil y una 
formas de describirle.

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