La cura.
Llevo tiempo buscándola.
Ya sea en tu piel cuando me miras
o en tus manos cuando están frías;
cuando me sumerjo en mis sueños.
Busco y rasco en las esquinas,
pero la cura no aparece;
me dicen que se pasa solo
y que llorando solo crece.
Me contaron que la cura
está escondida en tus paredes.
Que está flotando entre tus brazos
esperando a que la encuentre.
Y busqué oro en tus labios,
sabes bien que lo hice;
pero encontré sangre por cavar,
un agujero en tus raíces.
La cura no se encuentra
en el filo de una azotea,
ni dentro de una botella,
ni en el fondo de tus venas.
No hay cura cuando no sé
ni cuál es mi problema;
no hay arreglo para una casa
en la que no se ven las grietas.
Quizás la cura esté enterrada
en un parque por la tarde;
o en una taza en la ventana
diluida en el aire.
Quizá es más simple
y está en olvidar este invierno;
y dejar que pase el frío
hasta que vuelvan a salir las flores.
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