El celoso y el niño amoroso.
Yo soy el esclavo, yo soy el penitente,
el que vive atado a un corazón de barro.
La sombra de un tipo decente;
el que ni siente, ni sufre, ni padece.
Yo soy la máscara y yo soy el monstruo,
el que sonríe a los ojos y miente de frente.
El que con desprecio mira al cielo
esperando que caiga fulminante.
Yo soy el anciano que muere en la calle
y el joven truhan que te roba el dinero;
un farsante que camina sin consuelo
entre luces molestas de escaparates.
Yo soy el celoso y el niño amoroso
que se lanza a tus brazos desconsolado,
cuando peca, cuando gime de noche;
cuando pide por favor que le perdones.
Yo soy el que escribe un verso incompleto
esperando que algún alma le comprenda;
el necio y el loco con el espíritu roto
que señala las nubes tirado en la acera.
Solo un alma ha llegado a comprender a la niña celosa y amorosa; la de El Palacio.
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