Jodidxs dementes.

Un cuerpo inerte cae desde un séptimo piso,
y tú corres escaleras abajo
para ver si te cae todo el peso encima;
pero nunca llegas a tiempo.

Es como un escorpión que sabe
que todas sus crías van a morir
si no sale de debajo de la roca
a enfrentarse al árido desierto.

Como una niña pequeña
a la que han empujado al charco
y tiene que explicar a su madre
que ha empapado su vestido nuevo.

Hay que compararle con un huracán,
con un terremoto en Tokio,
con el tsunami que aniquiló Fukushima
e irradió a millones de seres.

He visto amaneceres con menos hambre
que su boca un domingo entre sábanas
y a mí practicando el funambulismo sobre su deseo
temerosa de caer en sus garras lascivas.

Pero no puedes escapar cuando te agarra con su obsesión,
cuando te sienta frente a frente y dictamina:
que me encanta esto tan así, tan aquí y tan ahora.
Vale, muerde y desgarra mi cuello.

Tan te agarro fuerte las muñecas
para evitar que huyas,
tan me bebo tus miedos ferozmente,
que se me disipan las ganas de morir.

Eres como pactar con el diablo sin saberlo.

Y yo aquí,
desprevenida, mas desquiciada;
dame un invierno que me vista con mis peores galas,
vamos a salir a arrasar el mundo de los cuerdos.

Neuróticx, demente y trastornadx,
no,
joder,
tu sangre no sabe mejor que tu alma.

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