No me importas.

Ahora que no estás cerca
solo puedo pensar, preguntarme,
qué haces o donde estás ,
en qué piensas, en quién piensas...

Ya no hay impaciencia ni ganas,
así que no voy a forzarme;
no tengo miedo a perderte.

Y lo intentaría una vez más,
aunque fuera la primera,
sin miedo ni prisas
ni nada que perder.

Porque ya no me importa,
seria llorar pero con causa,
le daría sentido a las noches en casa
en las que no se ni quién soy.

Pero me da igual que te vayas,
aunque esté estropeado
y ni todos los gurús
sepan arreglarme mejor que tú.

No es que me falten venas
ni arterias coronarias,
o algo que corra por ellas;
es el ritmo el que me falta.

Es el aire en los pulmones,
que es plomizo como los días
en que pienso que los metros que nos separan
son cada vez más largos.

Y ya ves, quería dejarte tirada,
olvidarme de tu voz por unas horas
para no recaer en la droga
que es pasar los días pensando en ti.

Asi que me tengo que decir
que no me importas...

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