La princesa hebrea.
HacÃa mucho que nadie hablaba, ni preguntaba, por la princesa hebrea que tantas noches me habla. ¿Es un esbozo de tu sonrisa eso que veo en el techo? Te prometà llevarte en un abrazo a las estrellas y ahà estás; en cada una de las de mi habitación, todas puestas en tu orden favorito. ¿Tienes un rato? Sé que para mà siempre lo tendrás... Ojalá repetir esas tardes dándole amor a insectos que a todos repugnaban; menos a nosotras, claro. Que te quiero , ya lo sabes, más de lo que te imaginas. Pero no logro perdonarte; que me dejastes aquÃ, en un mundo insulso y sin nadie para compartir. Que no tenÃas que irte tan lejos cuando yo te habrÃa llevado a la misma luna, con tal de verte brillar como siempre . Que lo de tus pecas era envidia sana, que en ningún otro pómulo habrÃan quedado mejor. Me voy a ahorrar un final para un historia que no lo tiene. Me despido y espero impaciente a la siguiente ocasión en que vea tus ojos sonreÃrme desde la lejanÃa.