El pozo de brea.
Ya estoy mordiéndome el labio otra vez; otra vez muerto en el sofá con una espina clavada en el estomago. ¿La saco o la dejo? ¿Me enveneno o me desangro? Ya estoy pensando en tà otra vez, no aprendo, siempre me duele más que la vez anterior. La piel es cada vez mas suave y más insensible. Quiero acariciarte, quiero tocarte, quiero hundirme en un pozo de brea, no volver a verte para poder soñar contigo; y quizá ni con eso vuelva a ser feliz. Me duele el estomago. No sé que hacer. Te miro a los ojos y solo me veo a mi. Quizá ahà no haya nada; o no sea para mi. ¿Qué hago contigo? No sé dónde meterme con todos esos planes para dos. Cada dÃa pienso más y duermo menos; o vivo menos y duermo más. Puede que asà se acabe, aunque sea poco a poco, aunque abrace la espina hasta que me llegue al corazón. La insp iración no me llega casi ni para agrad ecer todo al Palacio.